El 19 de diciembre de 2001 fue un miércoles. Un día muy extraño para estrenar una película, entre semana y tal, pero los frikis debieron cogerse día de vacaciones porque las entradas volaron a los pocos minutos de ponerlas a la venta. Yo no pude verla en el estreno, la vi dos días después… pero comencé el viaje que nos proponía Peter Jackson en la mejor de las compañías: mi Reina y la plana mayor de los Exploradores de Camelot.

Fue el inicio de tres años memorables, sabiendo que los dos diciembres siguientes aún nos esperaban dos películas que celebraban nuestra afición. Éramos conscientes de que semejante conjunción planetaria iba a ser única en la historia, así que no tuvimos reparos en ir a verlas en pantalla grande tres y cuatro veces, alguna de ellas en versión original subtitulada.
Hace unos días, como bien dice Crom, se cumplieron diez añazos desde aquel comienzo y uno no puede evitar echar la vista atrás. Recordar todos esos momentos con gente con la que tuviste tanto en común y que el tiempo ha ido llevando por distintos derroteros, pero también dar gracias porque todavía hay quien sigue contigo (hola, mi Reina 😉 ).
Y justo ahora es cuando Peter Jackson nos anuncia que vamos a tener dos añitos más con diciembres que esperar con ilusión:
Santo Crom… ¡que volvemos a la Tierra Media! Se me saltan las lágrimas. Puede que los enanos sean algo estilizados o incluso guaperas para mi gusto, pero esa canción plasma tan bien la «enanidad» y el sentimiento de pérdida del Reino bajo la Montaña que se perdona absolutamente todo. Habrá que ir desempolvando las botas y las capas de viaje…
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