Bueno, ya han pasado varias semanas del final de la primera temporada de Águila Roja, así que ya puedo opinar con una cierta perspectiva.
Esta serie consiguió que cada jueves estuviera como un clavo para verla directamente en la tele, algo que en estos tiempos de internet y Princesita es digno de medalla. Definitivamente, como decía en mi anterior entrada, Águila Roja es muchísimo mejor de lo que esperaba.
Aviso, lo que sigue tiene numerosos SPOILERS!, así que si vais a verla (podéis hacerlo en esta dirección de rtve.es) no sigáis leyendo, que os estropeo algunos de los mejores momentos.
Desde luego, la premisa de la que parte es impactante: ¿un ninja en la España del s. XVII? Y sin embargo, aunque la serie nunca ha tratado de ser histórica, resulta que en el siglo XVII una embajada de Japón, con samurais y todo, hizo un viaje por medio mundo y visitó dos veces la corte española. Se dice que algunos japoneses se quedaron en Sevilla que de ahí viene el apellido «Japón», pero eso ya es otra historia.
Vamos, que por poder, podría haber sido. Pero la serie deja desde el principio claro que no va a haber rigor histórico ninguno. No se emplea castellano antiguo ni terminología de la época (¿»Comisario» en lugar de «alguacil»? ¿»La hemos liado parda»?), y muchísimas veces los protagonistas tienen formas de pensar totalmente anacrónicas, sin temores supersticiosos o religiosos.
En una entrevista David Janer explicaba que la elección del siglo XVII fue por razones puramente estéticas, sin dejar que la Historia les atase. Lo cual no deja de tener su guasa, porque precisamente les reprochamos a los yankis que se forren haciendo lo mismo con la Historia de los demás. Pero bueno, si admitimos la premisa de que «mejor hacerlo nosotros en vez de ellos», la cosa duele un poco menos.
Personajes
El elenco está clarísimamente enfocado al público masculino. No hay más que ver la cantidad de tías buenas que hay en el reparto (tres) frente a la cantidad de tíos buenos (uno). Pero por lo que he podido escuchar por ahí, parece que a la audiencia femenina les basta con tener un único tío bueno… así que por mí vale. Es más, en el avance de la próxima temporada van a aumentar el número de tías buenas, jejeje.
Águila Roja/Gonzalo de Montalvo
Con diferencia el más sosainas de toda la serie. Inexpresivo, con una eterna mirada de ternero degollado y una voz meliflua, cuesta un montón empatizar con él o incluso tomarle en serio. Sus gestos de cabreo e intentos de intimidación dan más risa que otra cosa, y casi siempre parece fuera de lugar, como un metrosexual que hubiera aparecido de pronto en un pasado lleno de tipos feos, rudos y sucios.
Tengo la sospecha de que fue elegido aposta, para dar la impresión de ser una mosquita muerta que no tomen en serio ni los malos ni sus amigos. Pero eso mismo pasa con Robert Downey Junior en Iron Man y ni que decir tiene que ¡no hay color!
Luego está el personaje en sí, un tipo que estuvo aprendiendo artes marciales y kenjutsu en China (¿ein?), que trabaja de maestro y que, pese a despreciar las bases de la sociedad en la que vive, no duda en tomar un sirviente a su cargo, al que ni paga ni ná. Por las noches se convierte en un justiciero que busca venganza contra los que mataron a su mujer, que casualmente conspiran contra el Rey. También en un héroe para su hijo, al que da extensas chapas en el tejado.
Pese a todo esto, me parece que el personaje tiene suficientes puntos interesantes. Hubiera ganado el triple de interés si el actor hubiera sido otro, desde luego, lo cual es todo un mensaje para el mundo del rol: aunque seas un sieso, si tu personaje es mínimamente interesante se pueden hacer grandes cosas con él. 😉
Satur
El mejor personaje de la serie, desde luego. Un pícaro que empieza cayendo muy mal, por egoísta y antipático, pero que va cayendo cada vez mejor hasta hacerse un sitio en la lista de mejores secundarios de las series españolas
Tiene rasgos de Sancho Panza, de Alfred el de Batman (salvando la flema británica, claro) y muchísimos del Lazarillo de Tormes, el cual, según nos dejan entrever en un episodio, podría ser él mismo si no fuera por la distancia temporal que les separa. Protagoniza muchísimos de los momentos cómicos de la serie, pero también algunos de los más intensos emocionalmente… y Javier Gutiérrez es capaz de transmitir de una forma que ya quisiera el «sin sustancia» de su amo.
El Comisario
Reconozco que el personaje me chirriaba un montón, sobre todo por el nombre. Y viendo a Francis Lorenzo, al que tenía yo encasillado mentalmente como el «profe guay» en Compañeros, pues todavía más.
Los primeros episodios me daban la razón, cuando el personaje era el típico malo que no dudaba en ejecutar a sus propios hombres… pero a medida que avanza la serie me encajaba mejor en el papel. Primero por su trama de amor no correspondido con la marquesa, y después porque resulta ser un malo bastante inteligente, capaz de lidiar con varios conflictos de intereses con relativo éxito. Ambas situaciones provocan un montón de gestos y miradas significativas que requieren algo más que una cara de palo, y Francis Lorenzo me parece que resuelve la papeleta con bastante solvencia, pese a su eterna voz cascada.
La marquesa
El segundo mejor personaje de la serie es la Marquesa de Santillana, una plebeya que se casó con un marqués y enviudó después de tener con él un hijo mimado. Desde entonces se dedica en cuerpo y alma (sobre todo en cuerpo) a conseguir más y más poder, no dudando en acostarse con quien haga falta y participando en la famosa Logia que quiere destronar al Rey.
Aunque inicialmente la presentan como una rival de Margarita por el amor de Gonzalo, a mediados de la temporada ya no lo es y se centra en su otra trama de búsqueda del poder. Me parece que los guionistas se pasan de moralistas con ella, ya que la pobre se pasa la mitad de los capítulos llorando, sintiéndose sola o a punto de que le dé un ataque de nervios, como si los guionistas quisieran decir «Niñas, si os dedicáis a ser casquivanas por interés, así vais a estar todo el tiempo». Y como para reforzar lo mala que es, encima la llaman Lucrecia. Que sí, que lo hemos pillao.
Miryam Gallego está sencillamente perfecta, dominando todos los registros, desde el aburrimiento nobiliario al miedo cerval. Y además está bastante buena, ofreciendo algunos desnudos de espaldas francamente remarcables.
Margarita
Este personaje va al revés que el resto: a medida que avanza la serie, empeora. Empieza siendo una chica capaz de buscarse la vida por sí misma, pero acaba siendo la típica tía buena sin sustancia cuyo único interés en la historia es ver si se acaba liando con el héroe o no. (Spoiler: no)
Eso sí, está realmente buena, y también nos regala con algún desnudo de espaldas y algunos escotes que consiguen que no nos fijemos en la mirada de ternero degollado que suele exhibir. Sin embargo tengo la sensación de que Inma Cuesta la pone por exigencias del guión, mientras que David Janer sólo es capaz de hacer variaciones mínimas (frunciendo el ceño y desfrunciéndolo) de esa mirada.
Catalina
La típica mujer de armas tomar, que tiene atado en corto a su marido y tiene las cosas muy claras sobre la vida hasta que su marido muere. Es la ama de llaves de la Marquesa, y la mayor parte de los líos que suceden en la serie vienen a través de ella y de los secretos que conoce sobre Lucrecia.
En cierta medida es un complemento de Satur, y tiene también frases antológicas. Quizás en la siguiente temporada éstos se líen, algo que parece obvio después del capítulo 11.
Desde luego, este papel le viene bordado a Pepa Aniorte, que corre el peligro de convertirse en un Resines que sólo se interpreta a sí mismo. Pero vamos, por lo demás borda el personaje.
El franciscano volador
El personaje se llama Agustín, y actúa como el típico PNJ que proporciona información y misiones a los PJs. Aunque es bastante «bidimensional» en cuanto a carácter (e interpretación), uno de los flashbacks nos lo presenta de joven limpiando una espada al lado de una mujer muerta, lo que le dio un punto de mal rollo bastante interesante.
Pero lo mejor es que protagoniza uno de los momentos ¿PQC? más flipantes de la serie, que se me han quedado en la retina: ¡¡El franciscano voladorrrrrr!!
Resto de personajes
Hay muchos niños, entre los que destacan el hijo del maestro (Alonso) por lo ligeramente repelente, y sobre todo el mamonazo del hijo de la Marquesa (Nuño), al que dan ganas de darle una manita de hostias hoy sí y mañana también para borrarle de una vez por todas su sonrisita y sus aires de superioridad. Bravo por Patrick Criado por conseguir suscitarme ese odio visceral.
Además hay varios secundarios para hacer bulto, entre los que hay que destacar a la tabernera, la tercera tía buena del reparto, increíblemente casada con el gris de su marido. Ah, y también al médico, que se convierte en rival por el amor de Margarita y resulta ser un Grande de España disfrazado.
Planteamiento y temas argumentales.
Los primeros capítulos poco tienen que ver con los finales, pero eso es tanto bueno como malo. Por una parte, los primeros capítulos me sorprendieron por lo rompedor de su planteamiento, mientras que los últimos eran ya más normalitos, pero a cambio se notaba una mejoría notable tanto en el sentido del ritmo como en los diálogos, mucho menos forzados que al principio.
Además me encantó que innovaran un poco en la estructura típica de los episodios de series españolas que yo he visto. Habitualmente un episodio tiene al menos tres tramas que transcurren a la vez y que normalmente no influyen en las demás. Pongo un ejemplo con el capítulo 6×26 de Aída:
Trama 1: El neón del bar Reinols.
Trama 2: El concurso de rap
Trama 3: Los problemas del Luisma con el barrendero del barrio.
Salvando pequeños detalles, podríamos haber puesto la trama del neón con en cualquier otro episodio y no habría pasado nada, porque las otras dos tramas no intervienen de forma decisiva en su desenlace.
Sin embargo en Águila Roja esto no siempre es así. Por ejemplo, en el capítulo 8 hay dos tramas que se entrelazan profundamente: la del collar de la Marquesa (¿homenaje o plagio? nada disimulado a los Tres Mosqueteros) y la de la competencia de los niños por la atención de la niña. El robo del collar por parte de Nuño para ganarse a la niña pone en un serio aprieto a la Marquesa, que tenía que devolverlo al Rey, y a Catalina, que se lo había llevado para arreglarlo ella en lugar de llevarlo a un orfebre y así quedarse con la pasta.
Igual esta forma de estructurar un episodio ya lo están haciendo en otras series como Física o Química u Hospital Central… pero como no las sigo, a mí me sorprendió verlo en Águila Roja.
Además de esto, hay varios detalles que me parecen absolutamente geniales:
El arco argumental del libro de la Logia: sencillamente descojonante. Siendo la razón por la que matan a la mujer del maestro, pasa un par de días debajo de un banco de piedra hasta que lo coge uno de los niños, Murillo. Como el libro está escrito con zumo de limón sus hojas están en blanco, así que el niño utiliza las hojas para hacer dibujos. Uno de ellos es el retrato de la mujer de Águila Roja, que regala a Alonso.
El resto de las hojas las usa para hacer dibujos eróticos de la mujer del tabernero que va vendiendo por toda la ciudad. Claro, el tabernero se entera, le quita el libro al niño y ¡lo quema en la chimenea! Para cuando Águila Roja le sigue la pista el libro ya no es más que carbonilla, y no será hasta el último episodio cuando se descubra el secreto del retrato.
Los malos en general: La Logia es todo un ejemplo de organización Caótica Malvada: pertenecer a ella es tener que estar siempre alerta para que no te apuñalen por la espalda. Tanto la Marquesa como el Comisario tienen que estar maniobrando constantemente para no convertirse en blanco de sus propios compañeros. ¿Y qué decir de que el objetivo de la Logia sea poner un francés en el trono de España? Juas juas juas
Las túnicas rojas quedaban muy bien, pero eso de ir por la calle con una de estas, aunque fuera de noche…
Cierta sensación de imprevisibilidad: sobre todo al principio de la serie, hay giros de guión que me dejaron de piedra. Las andanzas del libro de la Logia, la bala perdida que alcanza a una Margarita disfrazada de hombre, la muerte del niño de las muletas y la de Floro, el desenmascaramiento de Águila Roja por parte de un inteligente Comisario… daba la sensación de que los guionistas no tenían reparos en poner patas arriba todo lo establecido y en matar a quien hubiera que matar con tal de llevar la historia adelante de forma lógica.
Luego, a mitad de la temporada, se cortaron bastante más. Me hubiera molado que desfiguraran a la Marquesa cuando le pusieron la máscara de hierro, privándola de su principal arma. O que hubieran matado al Comisario (aunque es posible que lo hayan hecho, visto el final de la temporada, pero con la trayectoria de la serie es muy poco probable que lo hagan). Además, inexplicablemente Gonzalo vuelve a ser descartado como sospechoso de ser Águila Roja, pese a las certezas del Comisario. Vamos, no me explico cómo no le tenían vigilado constantemente.
La lógica de algunas de las tramas: particularmente me encantó la forma en que implican al médico como principal sospechoso de los asesinatos de niños en el capítulo 10. Comenzando con algunos indicios que apuntan en su dirección y finalizando con que le pillan con un niño herido en la mesa de operaciones (al que estaba curando porque Águila Roja se lo trajo), llegué a pensar que al médico se lo cepillaban porque todo estaba contra él.
La música: nunca me suelo fijar en la música de las series españolas, que suelen estar pobladas de temas de grupetes de moda, pero la música de Águila Roja me encantó. Eso sí, tiene momentos muy Señor de los Anillos…
Un Wilhelm por episodio: Los de sonido deben ser bastante frikis, porque no hay capítulo de Águila Roja que no tenga un Wilhelm. Después del tercer episodio yo ya estaba atento para ver en qué momento del capítulo salía uno.
Para los que no sepan qué es un Grito Wilhelm:
Como nota curiosa, el grito Wilhelm ya salió en una película ANTES de que el pobre Wilhelm lo gritara mientras llenaba su pipa. He aquí el momento:
Los combates: Al principio de la serie son bastante elementales, pero muy espectaculares para lo que estamos acostumbrados a ver en series españolas. Eso sí, hay veces que no tienen ningún sentido y ocurren porque sí (esa escena de «¡que viene la guardia!» y quedarse a luchar con ella… nchts.) Con el transcurso de la serie van mejorando no sólo en puesta de escena sino también en lógica.
Este tenía que haber sido uno de los combates más flipantes y se quedó en ni fu ni fa.
El magistral uso del avance del último capítulo: Al final de cada episodio salía un pequeño avance de lo que iba a pasar en el siguiente. Sin embargo, en el penúltimo Águila Roja recibe un disparo a quemarropa y queda tendido en un rincón de un pasadizo, medio muerto (una imagen que me impactó: lejos de todo el mundo, muriéndose sin poder acabar su misión…). Pues bien, en el avance mostraron imágenes de la trama en las que salían todos menos el héroe. Ni que decir tiene que mi Reina y yo nos quedamos helados: ¿Le habrían matado de verdad?
Y poco más me queda por añadir. En algún sitio leí que Plutón BRBNero podría ser el revulsivo que le hacía falta a este país para empezar a hacer series de ciencia ficción (y creo que consiguió justo lo contrario). Águila Roja puede que no sea la serie perfecta, pero espero que sirva para empezar a hacer series de aventuras. Las audiencias desde luego acompañan.
Editado: Podéis ver otra crítica más entusiasta y más completa a nivel de esgrima en esta entrada del blog de Kerish.
Editado: Más comentarios sobre esta entrada en este foro de fans de Águila Roja.
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