Estaba en la última entrada, en el último párrafo. El videojuego que reúne todo lo que me gusta y que debería estar jugando desde que me pillé el nuevo ordenador.

Reconozco que he estado esquivando este momento. Me refugiaba en juegos menores como el Mechwarrior 5: Mercenaries, que carga en un pliki y se juegan misiones en menos de diez minutos. O incluso empecé desde cero otra partida al Phoenix Point, ese heredero no-oficial de los X-COM del que tengo casi todos los DLCs. Cualquier excusa era buena para no meterme con este videojuego.

Y es que, como ya comentaba en la entrada anterior, le tenía un poco de respeto a meterme con semejante bestia multipremiada por todas partes. En aquel momento solo comentaba una razón… pero en realidad son dos. Y bastante contradictorias.

La primera es la que contaba entonces: el temor a que el juego me atrape del todo. Que no haga otra cosa que pensar en él, que me ponga a jugarlo en cada momento en el que tenga un hueco. Sí, es un miedo bastante meh… porque ¿no es mejor jugar material de pata negra que andar remoloneando con mortadelas?

Pero la segunda razón es la que verdaderamente me atormentaba: que el juego no me atrape en absoluto. El temor a descubrir, no, más bien a certificar, que ya no me gusta lo que me ha gustado toda la vida. Que aquello que me decían de «cuando seas adulto ya no te gustará la Fanta» ha sucedido ya. Que me he hecho mayor para estos jueguecitos, que tengo que buscarme otra cosa que me entusiasme. Y que ha llegado la hora de hacer frente a la misma desesperación y al mismo vacío existencial que imagino que atormenta a los ancianos y a los matusalenes. Vampíricos o no.

Dudas de este calado no las tendría con cualquier otro videojuego. Pero el Baldur’s Gate 3 ha sido laureado, alabado y recomendado por personas con gustos similares a los míos. Vamos, que parece que soy el target perfecto, sin el menor asomo de duda.

Y entonces, ¿por qué seguía dándome perezón?

Bueno, pues ha llegado el momento de dejarse de tontás. A por él.

Divinidades y advertencias

Me siento delante del teclado y el ratón. Respiro hondo. Hago doble click sobre el icono del acceso directo… y uy, pantalla de inicio del estudio Larian. Que me registre en Larian.com. En la misma pantalla me miran, acusadores, los iconos de dos juegos que a estas alturas deberían ser míticos para mí: Divinity: Original Sin (Enhanced Edition) y Divinity: Original Sin II.

Tengo comprados los dos. El primero lo jugué durante unas cuantas horas, pero la narrativa no me conquistó y los combates tampoco me atraparon, salvando alguna curiosidad aquí y allá. El II ni lo he iniciado, y por las mismas razones que me echaban para atrás con el BG:3.

Un momento… ¿seguro que no tenía ya una cuenta en Larian? Le doy a «recordar password» y no, no tienen mi email. Habrá que darse de alta… Y hale, ya estoy dentro.

Primera pantalla, sin intro ni nada: «Show Nudity«

Explicit content: this adventure contains mature and sensitive subject matter. You can moderate some of this content by toggling the option below. This option, among others, can be changed anytime in the Options menu. Show Nudity: yes

Ehm… ¿pues claro? Pero no puedo evitar pensar en mi yo de cuando empecé a jugar al Baldur’s Gate primigenio, allá por el 98. Por supuesto que habría dicho que sí, pero ¿qué habría pensado de un juego que te ofrece «desnudez» nada más empezar? Supongo que algo tipo «los tentáculos del Cobra Mission han llegado demasiado lejos»

Me parece como mínimo curioso el que avisen de que «esta aventura contiene temas adultos y sensibles», pero que sólo me estén preguntado si quiero ver gente digital en pelotas. ¿Por qué no preguntan si quiero «show blood» o «show gore» o «show excessive violence»? Sigue flipándome que la violencia no se vea como un asunto tan espinoso como el sexo.

«Continue», y a la pantalla de ajuste de los contrastes y el brillo. Y hala, una fantástica panorámica de Puerta de Baldur me satura las retinas con una riada fotones. No sé si será la capacidad de renderización del nuevo ordenador, o que me haya equivocado al ajustar el brillo… bueno, ya veré más tarde. Le doy a «Comenzar». ¡Sorpresa! La cámara nos hunde en ¿la Infraoscuridad? Y ese símbolo de la calavera rodeada por bolas de fuego (o gotas de sangre) en el dintel de una puerta que se abre… sé que me debería sonar… Reinos Olvidados… dios de la muerte… no, dios del asesinato…

¡Bhaal! Snif… qué recuerdos

Vitíligos, pililas y calvicies grises

Bien, comenzamos con el tan cacareado constructor de personajes. Me ponen por defecto una alto elfo… ¿bárbara?. Hombre, como concepto tiene su punto. Seguramente lo rescate para otra partida. Pero aquí he venido a hacer a Paconan, claro.

Muy interesante que hayan incluido el vitiligo como opción. De hecho, no tenía ni idea de que esa despigmentación de la piel se llamaba así. Muy instructivo a la par que inclusivo. Y justo debajo de esa opción… ¿Genitales? ¿Penes del A al D? ¿Con diferencias en vello púbico y descapullamiento?

Aviso a los padres: ¡Foto con pilila digital!

Aviso a los padres: Ya pasó, podéis destapar los ojos de vuestros hijos.

Mira que me he preocupado por esquivar destripamientos, y pese a ello al final me he acabado enterando de que hay un romance con un oso. Pero este detalle me ha pillado por sorpresa. ¿Cómo es que esto no ha trascendido ni incendiado las redes? Curioso.

Anda, resulta que sólo hay dos tipos de cuerpo para cada sexo: 1 y 2 según si eres tía o tío. El 2 es el mazao, así que no hay otra opción posible para Paconan. Echo de menos un tipo de cuerpo con más pancita…

Por curiosidad, le cambio el sexo al PJ para ver las opciones femeninas. Se puede escoger vulva o pene… pero no tamaño de pechos. Extraño. Y una vez más, muy de los tiempos que corren esto de desvincular el sexo del género.

Pero bueno, volvamos al Paconan clásico. Tengo que rehacer las elecciones sobre tipo de cara, color de piel, etc.

Ha llegado la hora de elegir el pelo. Vuelve a pasarme como con los tipos de cuerpo: me parece que hay mucha inclusividad de otros tipos, pero la calvicie tiene un único representante en la paleta capilar. También encuentro deficiente el patrón (único) de distribución de las canas. Suelen empezar por las sienes y la parte baja de la cabeza, mientras que aquí las pintan por toda la extensión de la cabeza.

Y tampoco hay opciones para el clareo del pelo o las entradas… vamos, que están esquivando la calvofobia por los pelos 😜

Lo mismo ocurre con el «graying» de la barba. Está conectada con el del pelo, de tal forma que si te canea la barba es porque el pelo ya lo tienes blanco. ¡Pero bueno! ¿es que no hay Lady Grecian 2000 en los Reinos Olvidados?

En fin… Resulta que tampoco hay tantísimas opciones a la hora de personalizar las caras, al menos si lo comparo con los editores de juegos como los Mount & Blade o los de los últimos Saints Row. Nada de poder personalizar la forma de los ojos o la anchura de la nariz, por ejemplo.

Pero bueno, al final, gracias a la intervención de Fusa, resulta la cara predefinida que más se ajusta a Paconan es ésta:

Un bárbaro no tiene pinta de bárbaro sin una cicatriz molona.

Y, por supuesto, esa Fuerza de 17 tiene que notarse.

Muy bien, pues botón de «Proceed«… y aparece una pantalla de «You need a Guardian«:

¿Cómo? Esto tampoco me lo esperaba. Además ¿qué guardián va a necesitar un bárbaro que se precie?

Pero bueno, es algo que hay que elegir sí o sí si quiero comenzar a jugar. A ver… un guardián apropiado para un bárbaro que va a estar haciéndose pupa cada dos por cuatro debería ser un clérigo, ¿no? Pero ¿de qué especie? (por cierto ¿no se había derogado el uso del término «Raza»?) Bueno… pues tiro con la drow del principio y santas pascuas.

Cinemática y primeros minutos

Acabados los trámites, se inicia ¡la cinemática!

Buah, es BRU-TAL. Hacía tiempo que no lo flipaba tanto con una cinemática. Una nave ilícida de pronto sobrevolando por una ciudad random normal y corriente de los Reinos Olvidados, se pone a sembrar el caos por las calles: ciudadano que toca, ciudadano que teleporta a una vaina prisión… ¡Un Wilhelm!

Y de pronto ¡gythiankis a lomos de dragones que aparecen por un portal y atacan! ¡Y un dragón que abre un boquete y hace cosas de dragones en el interior! Y una persecución sin un solo segundo de respiro… simplemente brutalísimo.

En fin, se acaba la cinemática. Y ahora ¿qué hace el pobre Paconan en mitad de este sinsentido de tecnología orgánica?

Me chirría que aquí no haya una tecla que haga resaltar todo lo que se puede tocar. O interactuar. Diría que es la tecla ALT, pero cuando la pulso sólo resalta lo que TENGO que tocar… pero me estoy encontrando muchas otras cosas sobre las que se puede hacer click.

Anda, mira, un azotamentes muerto que en realidad es un cofre del tesoro 😛

Uy, cuidado: primera tirada de investigar, al mirar una especie de recipiente-guardería de bichos. Sale un 2 en el dado, -1 por tontaco… me explota la guardería en la cara. De verdad, si quiero que Paconan sobreviva, hace falta encontrarle compañeros más listos para ir por ahí.

Para salir de la primera sala no hay una puerta… sino un «esfínter»… juas juas juas, ¡chistes sobre caca también!

En la misma sala, un poco más allá, hay un escenote de gore con cerebros. Todo bastante asquerosito incluso para mí, que tengo cierto bagaje. Sigo sin saber por qué no había checks ni advertencias de contenido de gore al principio.

En la siguiente sala hay un goblin muerto sobre una mesa de disección. Qué pena… (¡NO!) Paconan toca una tablilla que tiene al lado y se le transmiten directamente al serebro escenas y costumbres de los goblins. ¿No debería ganar alguna ventaja tipo Conocimiento sobre Goblins (Sabiduría) más adelante?

Uno de los cerebros, un tal Myrnath, debía ser importante, sobre todo porque es el único Devorador de intelectos que tiene nombre. Peeero… what would Paconan do? Efectivamente: esas cosas mejor muertas. Chof.

Y en el mismo Paconan style, al cabo de unos minutos va y me asalta el pensamiento de que igual debería haberlo dejado vivir para sonsacarle cosas sobre esta nave o sobre los ilícidos. La duda me consume… y es entonces cuando recurro por primera vez a la magia de recargar partida.

Justo en el momento en que ya me reclaman del mundo real para hacer cosas del mundo real.

Coda

No os preocupéis por el título de la entrada: el blog no se va a llenar de mis notas pormenorizadas de mis partidas cada vez que le dedique unos minutos al BG3. Como lector de blogs, huyo de las compilaciones que hacen otros sobre sus partidas, así que pienso ahorraros ese sufrimiento. Peeero… no descarto un post final, que conste.

Lo que sí puedo decir es que ya llevo algunos minutos (y horas) más, y lo estoy disfrutando incluso con las opciones que el juego me está dando siendo un bárbaro burribestia. Y eso que sé que no son tantísimas como las que tienes cuando eres un mago o similar. Por ejemplo, esas ardillas y ratas con nombre que abundan por doquier están pidiendo a gritos que un druida les hable… muchísimas ganas de rejugarlo.

¿Lo mejor de todo esto? Haber salido de dudas: todavía me sigue encantando lo que siempre me ha gustado. 😉

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1 COMENTARIO

  1. Estoy totalmente de acuerdo en que, si te dan la opción de bajar el nivel de desnudez del juego, te den también la opción de bajar el nivel de violencia. Pero, en fin, ya sabes, yanquis protestantes gonna yanquiprotestantiar :D.
    Yo creo que voy a resistir los cantos de sirena de BG3, pero únicamente porque no soy muy de videojuegos. Puedo pasarme años sin jugar a uno, y cuando lo hago le dedicó algunas semanas y luego me olvido. Tengo que admitir que no es mi rollo.
    De todas formas, aunque no nos cuentes todas y cada una de las cosas que te pasen en el juego, una entradita con algún que otro comentario así, general, yo creo que estaría bien. Sobre todo si Paconan se lía con un oso 😀

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