Pocas veces me he quedado con una sensación de epifanía como la que he tenido con este juego de la Nintendo DS. Después de estrellarme una y otra vez contra el mismo escenario, en el que se planteaban dos combates al mismo tiempo y el juego aconsejaba un rumbo de acción determinado, descubrí que sólo había una forma de ganarlo: pasando de los consejos del juego.
Esta aparentemente sencilla decisión me ha supuesto un shock. ¿Acaso no es de recibo que los tutoriales te ofrezcan consejos válidos para superar los obstáculos? Pues por primera vez estoy en un juego en el que me he visto obligado a pasar de él.
La clave está en que no me lo esperaba. Durante el desarrollo de otros juegos habitualmente hay un montón de avisos o señales de que tus superiores son unos ineptos y de que tarde o temprano tendrás que desobedecerles, pero aquí no. Los consejos de la máquina estaban siendo muy válidos hasta el momento… hasta que he llegado a este punto. ¿Y qué ha supuesto para mí? Pues varias cosas.
1) Una tensión extra al ser consciente de que me estaba desviando a propósito de los consejos que me estaban dando.
2) Cuando logré vencer, una sensación de euforia por ser más listo que la máquina que se supone que me estaba guiando en mis primeros pasos.
3) Una libertad absoluta al saber que hay otras formas de ganar que las previstas por la máquina.
4) Darme cuenta de que tal vez era esa la intención del diseñador, y maravillarme porque eso significa que todavía hay millones de huecos por explorar en el aparentemente trillado mundillo de los videojuegos.
Maravilloso lo que se puede lograr con tan sólo una alteración trivial de algo que se da por sabido ¿verdad?
Pero centrándonos en el propio juego también he aprendido que…
– No hay que subestimar a la infantería rasa-rasa. Se mueven más rápido que la infantería anticarro y no lo hacen tan mal frente a unidades ligeramente acorazadas.
– Hay que ir siempre con espíritu ofensivo. Quien golpea primero suele llevar las de ganar.
– Como adenda a lo anterior, jamás golpear con una única unidad. Siempre hay que llevar al menos otra más que golpee al mismo enemigo en el mismo turno. Vamos, eso de «con amigos puedo».
– Hay que tener claro que el único frente en el que tienes que ganar es el principal. Si puedes ganar el secundario, perfecto. Pero si no, no pasa nada. No descuides el principal por tratar de ganar en el secundario.
Poco más que añadir. Ya veremos si consigo acabármelo, jejeje.
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