Cuando durante la pasada SGRI hicimos una incursión en el Generación X de Puebla aproveché para hacerme con La Mirada del Centinela, pero también me llevé algo más para la saca: este flip-mat de Paizo de un mercado en la plaza de un pueblo.
En cuanto lo vi pensé que me vendría de perlas para darle un empujón a las aventuras de Rosamía, que le estaba empezando a tomar manía al mapa que viene en la Caja Roja de Devir. Este otro, originalmente pensado para representar la primera escena de combate del primer capítulo de Rise of Runelords, me cuadraba perfectamente para ambientar la ciudad de Rosamía, Rocas Apartadas.
Y lo cierto es que sí que me sirvió para inspirarme… aunque el resultado no fue muy allá, como veremos a continuación. No todo van a ser historias de éxito, ¿no? De los fracasos también se aprende… o eso dicen, jejeje.
Actual Play
Lo primero que hice fue sacar el flip-mat de su envoltorio y ponerlo sobre la mesa… y darme cuenta de que este pequeño ritual es también importante: la emoción de abrir algo nuevo es toda una experiencia en sí misma, mucho más cuando tienes cinco años. Hay que saborear también estos pequeños placeres. 😛
A continuación fuimos sacando tooodas las figurillas de papel de Cardboard Heroes que ya habíamos recortado en otras ocasiones y colocándolas sobre el mapa. Había un montón de malos de otras partidas (trasgos, ninjas, etc), pero para esta ocasión sólo eran transeúntes y gente que compraba en el mercadillo que había al pie del Castillo.
Por supuesto también estaban Rosamía, el Príncipe Carlos y una nueva incorporación: Estela, la hermana de Rosamía. Y como habíamos hecho nosotros la semana antes por el mercadillo medieval del barrio, pues ellos también se daban una vuelta por el mercado.
Mira tú por dónde, uno de los tenderos era el mismísimo granjero de Granjita Pequeña (el mismo al que habían ayudado en una aventura anterior), y tanto él como su mujer les invitaron a degustar sus manjares y les regalaron una cesta de fruta para agradecerles de todo corazón que les hubieran salvado. Un pequeño roleo que venía bien para calentar… pero que no veía que llevara a mucho más.
Entonces se me ocurrió. ¿Veis ese pozo del centro a la izquierda? Pues… ¿qué pasaría si de pronto empezaran a salir de ahí cientos y cientos de bichos de gran tamaño y se pusieran a comerse las viandas del mercado? A mi Princesa le pareció buena idea, así que me fui a por las hojas de Cardboard Heroes que aún me quedan sin recortar (unas cuantas decenas, la verdad es que fueron 3 euros muy bien empleados en la imprenta) y empecé a recortar bichos.
Fui recortando ficha tras ficha de bichos, unas siete u ocho con distintos insectos, hasta que me puse a recortar esa rata que veis un poco más arriba. En ese momento mi Princesa, loca de contenta, me pidió adoptarla como mascota para Estela, la hermana de Rosamía.
Sí, sí, una rata.
Veréis, es que mi Princesa lleva una temporada pidiendo tener un hamster de verdad en casa. Ya tiene algún Zhu Zhu Pet, pero claro, no es lo mismo… y de momento nosotros no estamos por dar el paso de tener un animal vivo. Así que claro, fue ver la rata y querer vivir su sueño en el mundo de Rosamía. Yo no le puse mayor inconveniente, faltaría más… y la atención de mi Princesa se fue desviando poco a poco hacia lo guay que es jugar y cuidar una mascota rata. Inevitable 😉
Cuando tuve los suficientes bichos comencé a colocarlos saliendo del pozo e invadiendo el primer puesto del mercado. Rosamía y el príncipe Carlos se adelantaban a ver qué pasaba, pero Estela prefirió irse con su rata mascota a casa, a enseñarle algunos trucos. De todos modos mi Princesa tiró los dados por el Príncipe Carlos, un poco curiosa por ver qué pasaba. Lamentablemente el Príncipe perdió el primer asalto, con lo que los bichos se le subieron por los pantalones… y entonces mi Princesa decidió que prefería centrarse en Estela y su mascota, que era más divertido.
Yo pensé que ahí se acababa la aventura, pero cuando empecé a recoger el mercado me dijo «No, papá, tú sigue jugando con los bichos y yo con la rata, ¿vale?»
No me digáis que no es una forma sibilina de hacer que solucionara yo el problema. ¡Apuntando maneras desde pequeña! 😛
Pues… bueno, me dejaba a mí el marrón de detener la invasión. Como no llevaba nada preparado puse en práctica lo primero que se me pasó por la cabeza. El Príncipe Carlos se sacudía histérico los bichos de encima mientras a Rosamía se le ocurría construir una tapa para el pozo. Si conseguían detener la riada ¡sería más fácil acabar con la invasión! Así que entre los dos hicieron una tapa a base de barriles, maderas y demás materiales del mercadillo. Se acercaron al pozo lo suficiente para colocarla y ¡se acabó la riada de bichos! Todos los mercaderes dieron vivas y se pusieron también manos a la obra, ayudando a dispersar las alimañas que quedaban a escobazo limpio.
Pero como la cosa había acabado tan pronto decidí improvisar un «Mientras Tanto» a la aventura. Le di la vuelta al mapa y decidí que una de las torres de la muralla era la torre donde vivía el Mago Lilo. En realidad la invasión de bichos formaba parte del plan de dos magos malvados (aún sin nombrar) para dormir al Mago Lilo y robarle unos tesoros mágicos, en particular el Catalejo-catalejo, un catalejo que no sólo podía ver cualquier cosa del mundo por lejos que estuviera, sino que también era capaz de leer los pensamientos de los seres que enfocaba.
Esta parte la interpreté como una cinemática de videojuego, es decir, lo hice yo todo. Sólo al final decidió mi Princesa intervenir con Estela y su mascota rata, pero no pudieron hacer más que ver cómo los dos magos ponían en práctica el plan, conseguían sus objetivos y salían volando. Al final fue ella quien que despertó al mago Lilo para decirle lo que había pasado. Y… llegó la hora de comer antes de que pasara nada más.
Conclusiones del Actual Play
No recuerdo haber cronometrado la duración, pero diría que no superó la hora. Y… bueno, dentro de lo que cabe podía haber resultado mucho peor.
Es verdad que no fui capaz de atraerla a la aventura, pero como mínimo le resultó lo suficientemente interesante como para que yo lo convirtiera en un cuento normal. También es posible que se desanimara con mi descripción de los bichos metiéndose por la ropa del Príncipe Carlos… pero no creo, no expresó ni asco ni miedo durante la sesión.
En fin, supongo que ese día prefería dejarse de aventuras extrañas y centrarse en el cuidado y amaestramiento de una rata. No siempre se puede triunfar…
Convirtiéndolo en escenario
De todos modos me pareció que el episodio tenía su miga, ya que no es una situación tan sencilla de resolver para un chaval. Lo que te pide el cuerpo es ponerte a espachurrar bichos sin ton ni son, y es entretenido, pero hay tantísimos que es imposible contener la marea y proteger el resto de puestos del mercado. La mayoría de alimañas simplemente seguirá su camino, amenazando con comerse o infectar toda la comida del mercado. Y por si fuera poco siguen saliendo más y más bichos del pozo…
Igual con un par de vueltas más pueda serviros para echar una tarde entretenida. Aquí lo dejo 😉
Planteamiento
Estamos en un día de mercado en la Plaza Mayor, justo a los pies de Palacio. Los puestos están a rebosar de frutas, verduras, carne, pastelillos y cosas de comer. Hay mucha gente por todas partes, comprando, vendiendo o simplemente mirando los puestecillos. Un ambiente muy bucólico y tranquilo, como cualquier día de mercado.
De pronto, y de forma silenciosa, una hirviente masa de cuerpos quitinosos se derrama desde el pozo, como si fuera agua. Una auténtica riada compuesta de cucarachas del tamaño de zapatillas, escarabajos como balones, ratas tan grandes como gatos gordos… todos saliendo en tromba hacia el puestecillo más cercano, subiéndose y cubriendo de golpe las cajas de fruta y la comida que hay expuesta con sus cuerpos quitinosos.
El tendero intenta inútilmente defender su mercancía a palos, pero abandona en el momento en que las cucarachas se suben por sus piernas y se le meten por los pantalones. La gente comienza a huir, asqueada, pero pronto el revuelo se extiende por todo el mercado cuando la marabunta de bichos deja el primer puesto mondo y lirondo y ¡avanza hacia el siguiente!
Acciones y tiradas
Hay un montón de cosas que podrían pasar, pero vamos a revisar y explicar en términos mecánicos (del reglamento de Rosamía que hemos visto) las más probables.
Aplastando insectos
Aunque sean bichos realmente gordos no vamos a combatirlos uno a uno, sino que los trataremos como a una masa que se mueve casi como si tuviera una inteligencia primitiva. En términos del reglamento de Rosamía, la masa de insectos se defiende con 2 dados contra cada PJ.
Si los PJs ganan dos veces es que han conseguido aplastar o dispersar los suficientes como para despejar una zona. Un cuadrito del mapa o un par de cajas de fruta, por ejemplo.
Si los PJs pierden una vez pierden 1D, pero no por estar «doloridos», sino porque se les están subiendo las cucarachas por la ropa, metiéndose por debajo de la ropa, posándose en la piel, etc. ¡Hay que describirlo! Incluso podríais utilizar esa araña de goma que tenéis escondida por ahí para hacer más real la sensación (OJO: ¿tengo que decir que no lo hagas si tus peques se asustan con estas cosas? ¿En serio?).
Si los PJs pierden una segunda vez, tienen que salir corriendo y quitarse todos los bichos que les corren por el cuerpo, y no les quedarán muchas ganas de volver a meterse con la marabunta en cuerpo a cuerpo. Estos PJs tendrán que lidiar con el enjambre de otra forma.
Seguimos teniendo la posibilidad de quitar equipo para evitar perder un dado, como siempre, y con un muy buen motivo: se lo tienen que quitar o lo tienen que tirar porque los bichos están trepando por él.
Conteniendo la marabunta
Pero querer detener la avalancha de bichos a guantazos es como intentar frenar una ola usando un cubo y una pala: es divertido pero no sirve para mucho. Y es que siguen saliendo riadas de alimañas por el pozo, rodeando a los PJs y siguiendo su avance hacia los demás puestos… Es decir, hay que enfrentar dos problemas.
Evitar que se extienda
¿Cómo evitar que se extiendan por el mercado? Pues de cualquier forma se le ocurra a vuestros héroes y que suene factible, como usar algún poder que no se me haya ocurrido. Pero si se os quedan en blanco, ofrecedles estas alternativas por boca de algún PNJ:
- Fuego: Por supuesto, todos los animales temen al fuego, y si trazan una barrera de llamas podrían hacer que la avalancha se detuviera completamente. Pónselo fácil si piensan en esta opción, puede haber barriles de aceite entre los bienes que se venden en el mercado. O mejor si tienen algún poder de fuego, por ejemplo. Ah, recuerda describir ese olorcillo a bicho frito que todos conocemos… y el crujir como palomitas de los cuerpos quitinosos 😛
- Comida: Otra idea que podría funcionar sería atraer a todos los bichos a algún sitio mediante un rastro de comida, mejor si es dulce. Podría combinarse con una trampa de fuego, por ejemplo, para aniquilar grandes cantidades de insectos. Lo malo es que se cargarán parte de las existencias del mercado, lo cual no dejará muy contentos a los comerciantes
- Comunicarse con los animales: Igual alguno de los héroes tiene un poder como éste. En ese caso podrían incluso ¡razonar con los insectos!. Si se da el caso, lo mejor para interpretar a los bichos es ver esta vieja peliculilla de 1996 que me fascinó sobremanera en su momento:
Tapar el pozo
Pero el problema principal es el pozo: seguirán saliendo y saliendo bichos hasta que se tape o bloquee de alguna forma. La que me salió en el Actual Play es la única que se me ocurre sin acceder a poderes o magia, pero igual vuestros héroes son más creativos. Un tapón de hielo, una red muy fina… lo que sea. Si suena medianamente plausible ¡adelante!
Eso sí, si necesitáis ponerle un poco de suspense podéis hacer que los bichos presenten algo de resistencia, tirando 2D como hemos visto en «Aplastando bichos».
Y… ¿dónde está la guardia?
Ausente y tomándose unos vinos, claro. El peso de la acción recae en los hombros de los héroes.
Coloreando la escena
Si te parece que necesitas meterle más chicha a la escena, aquí van un par de ideas.
- Un gran número de bichos se ha subido a uno de los toldos, que cederá cuando haya alguien debajo, derramando sobre el infeliz una auténtica lluvia de insectos. Cuenta como un «ataque» normal contra un héroe, según hemos visto más arriba, pero da mucho más juego si le pasa a un PNJ. Por supuesto, el pobre saldrá chillando, retorciéndose e intentando quitarse a manotazos todos los bichos que corren por su cuerpo y se le han colado por la ropa.
- Una vendedora se ha subido en el mostrador de su puestecillo, enarbolando una escoba y barriendo frenéticamente los bichos… pero está viendo que su esfuerzo es en vano, así que pide ayuda cuando ya está rodeada de una cliqueteante y tupida masa. También puedes sustituir la vendedora por un gatito que maúlla desesperado.
- Si los PJs no han utilizado fuego aún, haz que un transeúnte tire una lámpara de aceite contra uno de los puestos. El tenderete arderá inmediatamente y se escucharán algunos vítores entre el público, pero al dueño del puesto no le ha hecho mucha gracia y le dará un bofetón al incendiario. ¡Comienza una pelea en mitad de la invasión insectil!
Finalizando
Una vez tapado el pozo es sólo cuestión de tiempo que se dispersen las alimañas que quedan en el mercado. Los mercaderes recuperarán el valor, tomarán escobas y palos y limpiarán de bichos sus puestos. La guardia por fin aparecerá oliendo ligeramente a vino y contribuirá a eliminar los últimos restos de la invasión, y todos los presentes jalearán y darán las gracias a los héroes, regalando a sus salvadores cosas de sus puestos. Y ya está, yo creo que da para una horita como mucho.
Y desde aquí…
Si la cosa ha funcionado bien y ves que los jugadores se han quedado con ganas, siempre puedes emplazarlos para la siguiente sesión con una pregunta: ¿Qué hizo que los bichos salieran del pozo en tromba?
Y ya para la siguiente puedes prepararte el motivo que más te apetezca. Podría ser la maniobra de distracción que comentaba en el Actual Play, pero también puede ser un druida queriendo dar un aviso a la ciudad, un mago ensayando un nuevo conjuro, una bestia enorme que se ha colado en las aguas subterráneas y que provoca el terror en los bichos… lo que te dé más cancha.
Ahora que lo pienso, cómo mola eso de la bestia enorme en el acuífero… Jumm jumm…
Genial la idea. Me ha encantado el video también xD
En cuanto a lo de la distracción de tu pequeña, a lo mejor es que le hacen falta un par de sesiones de «quedarse por casa», el roleo «granjeril» que se puede ver en Harvest Moon, Animal Crossing y otros videojuegos de bastante éxito es muy atractivo y da más vidilla al mundo. Además, siempre puedes aprovecharlo para hacer manualidades o cosas así. Un «vamos a decorar la casa de tal pj», o en este caso, centarse en el cuidado de la mascota.
Un saludo y buena entrada!
Pues mira, me acabas de de descubrir lo del «roleo granjeril»… lo que más se le parece que yo conozca es el Nintendogs. El Harvest Moon me ha llamado mucho la atención, a ver si lo pruebo y así puedo improvisar para la próxima, jejeje
Y sí, estoy completamente de acuerdo contigo: las «campañas» que estamos haciendo dan para mucho más que el simple roleo. Desde el primer momento estamos creando todo un mundo propio con el que podemos realizar otras actividades, como recortables, dibujos para colorear, manualidades, cuentos, spin-offs, etc etc.
Vamos, lo que normalmente tiene asociado una franquicia de dibujos animados o de películas, pero ¡es nuestro mundo y lo hacemos nosotros mismos! El límite es la imaginación y las ganas, claro 😛
¡Un saludete y muchas gracias por pasarte y comentar, maese El Guardián!
Genial, tomo más notas para tener en cuenta a la hora de ponerlo en practica con el enano.
Jejjeje, pues espero que vaya bien… ¡y que nos lo cuentes, maese! 😉
Ains! Como me gustan estas entradas. Me parecen increibles y una lección sobre la mente de los niños.
Lo del hamster… más vale que no lo hagas. Luego mueren, o son violentos (pero eso los niños no lo ven) o hay que lavar, alimentar, limpiar… y luego apestan.
Me encanta que haya pedido una rata gigante de mascota en la historia. Prueba a llevarla a una especie de granja de animales en llamas, a ver que hace (quizá te sorprenda). Y la rata debería hablar como la de los teleñecos.
¡Buenas, maese farko! Me alegra que te gusten estas entradas, a mí me encanta escribirlas y compartirlas 😉
De momento no hay posibilidades de que entre un hamster o cualquier otro tipo de animal en casa. Mi Reina se opone frontalmente, y, aunque yo no soy tan férreo, pienso que aún es muy pequeña. Ya veremos dentro de cuatro o cinco años… Lo que no recordaba es que los hamsters fueran violentos. También es verdad que los tuve con 10-12 años.
Me he quedado de una pieza con eso de «granja de animales en llamas» ¿Animales ardiendo? O_o Me he perdido.
Por cierto, de momento la rata gigante no habla. Pero cualquier día de estos beberá alguna poción derramada del mago Lilo y ya veremos… ¡me apunto la sugerencia sobre la voz!
¡Un saludete y gracias, maese!
Cómo molan estas aventuras ;). Sobre que los niños se dispersan y no quieren jugar la aventura, sí, a mi me ha pasado también a veces. Es que claro, hay cosas que les gustan, les llaman la atención, y ellos lo que quieren es divertirse. En esos casos yo lo que recomiendo es no desesperarse ni enfadarse, y seguirles el juego.
De hecho, yo igual no habría hecho la «cinemática», sino que habría seguido con Estela y la rata. Y luego, le habría dicho en la siguiente aventura las consecuencias de que no se hubiera ocupado de los bichos, y que tuviera que hacerlo con Estela. De ese modo le enseñas que no ocuparse de los problemas no hace que se solucionen solos ;).
De todas formas, que conste que no somos educadores profesionales, y que cada crío es como es; esto no son más que opiniones basadas en la práctica de cada cual con sus hijos :D.
Suscribo totalmente tu primer párrafo, maestre, hay que ir preparado para adaptarse a lo que surja o lo que les llame más la atención.
De hecho a eso iba con Estela y la rata: iba a dejar aparte la aventura para centrarme en ellas dos. Pero cuando mi Princesa me pidió que yo siguiera con Rosamía y el Príncipe Carlos ni se me ocurrió la posibilidad de que fracasaran, todo sea dicho. ¡Los mayores héroes del reino contra unos cuantos bichos! Si no hubieran habido más héroes que Estela y ella se hubiera ido, ahí sí que habrían habido consecuencias 😛
Sin embargo, ahora que lo mencionas es verdad que el Mago Lilo no le ha reprochado nada a Estela. ¡Pero si no hizo nada por evitar el robo! Me lo apunto para recordárselo la próxima vez.
Y últimamente empiezo a pensar que me vendría bien algo de formación en educación…
¡Un abrazote!
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