La polémica del verano en el mundillo, sin duda, no tanto por el juego como por los términos en que Velasco se refirió a él sin haberlo hojeado siquiera. No sólo hubo abundancia de opiniones en ese mismo post, posteriormente el debate sobre la pertinencia o no de este tipo de opiniones «a priori» se trasladó a otros blogs del mundillo, como el de Maldito Rol, donde la cosa se volvió a desmadrar en los comentarios.
Sólo le voy a dedicar un párrafo a ese debate: siempre he creído en la frase «mi blog, mi casa, mis normas». Vamos, que cada cual es muy libre de hacer con su blog lo que le venga en gana, incluso cargarse comentarios que no le molen, faltaría más. ¿Quién toleraría que unos invitados se le pusiesen gallitos e impertinentes en su propia casa? Pues eso. Hacerse un blog es gratis, así que si quieres seguir el jaleo hazlo desde tu propio blog.
Y una vez claro este punto, quería dejar mi opinión sobre la ambientación y sobre el juego en sí, de los cuales se ha dicho bastante poco.
La ambientación
¿Qué es la Guerra de la Independencia para el españolito de a pie? Pues lo que todos aprendimos en el cole, envuelto en la niebla del aburrimiento de las clases. Básicamente: el 2 de mayo, los grabados de Goya, la Pepa, Bailén, los Arapiles y las guerrillas con las que ganamos a los gabachos. También Curro Jiménez, pero no creo que haya mucha gente que se acuerde de algún capítulo entero.
Si todo esto lo barnizamos con el complejo de inferioridad que arrastramos sobre nuestra Historia y le añadimos un cierto descrédito provocado por el uso político que se ha hecho de ella, no es de extrañar que haya quienes opinen que jugar en esta época debe ser un coñazo.
No sólo eso, es que si profundizas un poco te encuentras con una historia muy deprimente, donde nunca hay un final feliz ni alternativas buenas, sólo males mayores y males menores, como en la saga de Geralt de Rivia. Ganamos al mejor ejército del mundo, sí, y la recompensa fue que viniera el peor rey de la historia de España a zurrarnos la badana. Y si no hubiéramos hecho nada tal vez hubiéramos tenido un gobierno más moderno antes de tiempo… pero a cambio de soportar la ocupación, las humillaciones y los expolios de una nación que nos despreciaba y nos odiaba, ansiosa de vengarse de siglos de superioridad española. Pasaos por Burgos, y si no se os agarran las entrañas cuando os cuenten cómo los franceses profanaron la tumba del Cid en la catedral de Burgos, cómo expoliaron las tumbas de los reyes de Castilla en el monasterio de las Huelgas o cómo destrozaron el palacio del Duque de Lerma y lo usaron como establo, es que estais muertos por dentro.
Encima los héroes siempre acaban mal, para variar. El Empecinado fue fusilado por orden del rey al que ayudó a volver. Espoz y Mina tuvo que exiliarse para no correr la misma suerte. El Cura Merino murió en el Francia, perseguido por sus ideas absolutistas.
Que sí, que ninguna guerra es precisamente una verbena, pero entonces ¿por qué nos parece más divertido matar soldados nazis que voltigeurs? Pues por puro marketing. La Segunda Guerra Mundial, como bien apunta Velasco, ya es un lugar común para todos. Como para no serlo, que llevan casi setenta años dándonos la chapa con ella a base de películas, series, videojuegos, documentales… Sin embargo ¿cuántas películas o series hay sobre la Guerra de Independencia? Así, tirando de memoria, se me ocurren el ya mencionado Curro Jiménez, la serie tipo «Cuéntame» que pasaron por Telemadrid, y la peli de Garci. No recuerdo mucho de Curro Jiménez, pero los dos últimos no son ejemplos de cine de acción y aventuras, que digamos.
También influye el tono. De la II G.M. hemos visto relatos de todos los registros, desde los humorísticos a los más crudos, pero la Guerra de Independencia casi siempre nos la han vendido con un halo grandilocuente de patrioterismo barato que echa para atrás. Haría falta que Pérez Reverte escriba unos nuevos Episodios Nacionales, o que TVE haga un «Águila Roja 1808» para ver si se elimina ese tufillo, porque si se mira bien hay material para aventuras a punta pala.
¿Os suena este argumento? Un campesino tiene que abandonar su pueblo, se une a la Rebelión y, con un pequeño número de tropas, consigue un decisivo triunfo frente al mejor ejército del continente/mundo/galaxia. Podría ser Star Wars, Braveheart o El Patriota… pero es también la historia del Empecinado, El Chaleco, o tantos otros. Otro ejemplo más (y van… ) de que si los yankis tuvieran nuestra historia se inflarían a hacer películas originales, en lugar de tanto remake.

Como veis, si dejamos a un lado toda la roña ideológica que se ha ido acumulando sobre él, resulta que es un período acojonante donde ambientar aventuras. Sólo con leer todas las acciones que se le atribuyen al Tío Camuñas ya da para una campaña de las largas, pero hay mucho más que labriegos cabreados destripando franceses. Hay muchísimas batallas campales (aunque con las tácticas de la época no me gustaría ser soldado en una de ellas) y asedios de ciudades. El terreno político también tiene lo suyo, repleto de intrigas, conspiraciones y paranoias. No sólo hay diferencias políticas entre los mismos guerrilleros, hay que tenerlos muy cuadrados para ser liberal en una época en que te podían matar por afrancesado y además conseguir que se apruebe la Pepa.
Y ya puestos podemos variar el tono. ¿ No fue ésta la época del Zorro? Vaya, vuelve el concepto de «Águila Roja 1808» 😛 ¿Y qué tal optar por un punto de vista más tarantiniano? Siempre recordaré la historia sobre el Cura Merino que nos contó el guía de Lerma. Se cuenta que intervino en favor de algunos aldeanos a los que una patrulla francesa estaba maltratando, y los soldados decidieron arrestarle también a él y hacerle cargar con los instrumentos de la banda desde Lerma hasta un pueblo a doce kilómetros de distancia. Imaginaos: solazo de verano sobre la sotana negra, sudor, moscas, el polvicero de aquellos caminos, cargado de instrumentos y fustigado por soldados que iban haciéndole bromas y le humillaban delante de sus parroquianos y sus vecinos… vamos, una imagen de película de Robert Rodriguez, por lo menos. Normal que luego se cepillara a varios de aquellos soldados y montara lo que montó luego.
Como veis, no comparto en absoluto el punto de vista de Velasco, porque desde siempre le he visto posibilidades a la época. Es más, como comentaba por el Opinómetro, un juego de rol sería estupendo para las clases de Historia, hacerlas más amenas y además facilitar el aprendizaje de hechos históricos.
El juego
Por todo esto, cuando en 2008 Sombra anunció que iba a sacar un juego de rol sobre la Guerra de la Independencia ese mismo año lo flipé en colores. Qué oportunidad más grande para meter el rol en las estanterías de libros dedicados al tema, libros que, dicho sea de paso, se vendieron como churros en aquel momento.
Pasó el 2008 y no se publicó el juego, una oportunidad buenísima perdida. Pero hete aquí que en Agosto de 2010 me topo de bruces con él en la Librería Atlántica, recién sacado del horno. No me lo pensé dos veces, pagué muy contento los 20 euros que costó (me pareció barato para lo que hay) y me lo llevé para casa, encantado de tenerlo por fin… y fue abrirlo y llevarme una desilusión.
Vayamos por partes. A ver, los juegos de Sombra siempre son muy espartanos en la presentación, con lo que uno ya sabe qué se va a encontrar antes de comprarlo. Sin embargo, cuando todos los días estamos viendo el nivel que las iniciativas amateurs (y gratuitas) están alcanzando, empieza a ser preocupante ver que algunas editoriales no sólo no se ponen al día sino que se están quedando bastante atrás.

Y esta es la impresión que me llevé cuando hojeé 1808. Una maquetación sencilla pero no muy atractiva, con ilustraciones que no son tales sino cuadros de la época. Vamos, que más que un juego que te esté invitando a jugar parece un libro de texto, y bastante aburrido además.
Al profundizar la cosa mejora un poco, pero no demasiado, la verdad. El texto es en numerosas ocasiones innecesariamente enrevesado, y además plagado de faltas de ortografía. Cuando digo esto no quiero que os forméis la imagen mental de un texto sms, con baile de bes y uves, haches en sitios inverosímiles y demás. No, hoy día eso es fácilmente eliminable con el clásico corrector ortográfico de Word. Pero esos correctores automáticos no corrigen los «por que», «cuando» o «como» que tenían que haberse escrito «porqué», «cuándo» o «cómo», y eso es lo que abunda en 1808, algo que me parece de escándalo. En un producto como Embelyon, hecho por aficionados, me molesta, como comentaba en el post de Velasco, pero en un producto profesional es sencillamente imperdonable. Ojo: no estoy culpando a los correctores que figuran en los créditos, porque sé que puede haber sido decisión de alguien de más arriba el no dar más tiempo a que terminen su trabajo y hala, a salir corriendo. Aunque teniendo en cuenta que el producto lleva dos años de retraso…
A nivel mecánico el sistema Sombra es el que es, y a cada cual le puede gustar más o menos. La creación de personajes sigue siendo larga y compleja, casi un juego en sí mismo, lo que hace casi imprescindible llevarte unos PJs pregenerados para poder jugar con principiantes si no quieres que se te aburran en la primera sesión. Por otro lado me parece interesante el poder resolver acciones con una sola tirada de dados y que el sistema permita reflejar mecánicamente los efectos de, por ejemplo, luchar acorralado. Sin embargo hay otros aspectos controvertidos (¿por qué es más difícil darle a alguien con una granada que con una piedra?) y otros más complicados, como aprenderse qué dados sumar en caso de daño de tipo III o de tipo VII. Pero igual es un efecto de lo farragoso del texto, y en una tabla sencilla se podría entender mejor… no sé. Lo cierto es que hay veces en que tienes que leerte los ejemplos para enterarte de que una regla tiene otras opciones aparte de las mencionadas, y en ocasiones esos ejemplos son tan complicados de seguir que muchas veces desistí de leerlos hasta el final.
Pasando a la ambientación, hay varias decisiones de diseño que me dejan perplejo. Está muy bien que traten de hacerte ver que hay más cosas que tratar sobre la época que la propia guerra. Se agradece que te ilustren en temas como las diversiones, las costumbres y el ejército en el siglo XIX, pero ¿cómo es posible que no haya ni una sola página dedicada a la organización, historia y tácticas de las guerrillas? Estoy seguro de que la mayoría de la gente que se ha acercado al juego esperaba muchísimo más protagonismo de los guerrilleros… y resulta que no hay ni un párrafo. Increíble.
Tampoco entiendo por qué se detallan mapas, PNJs e historia de una ciudad que ¡no existe! Sí, se explica en un recuadro que es un guiño a la ciudad de Rol Negro, además de una forma de decir a los DJs que no hay que sentirse constreñido por la Historia y de un depósito de PNJs y ubicaciones transplantables a cualquier otra ubicación. Pero después de haber comprobado que Alatriste hace lo mismo en el Madrid de los Austrias, lo que finalmente se ve son 18 páginas desperdiciadas en lugar de ambientar alguna ciudad real y mucho más interesante como Valencia, Zaragoza, Cádiz o incluso Valdepeñas.
Conclusiones
Después de dos años de espera 1808 se me queda muy corto en todos los aspectos, sobre todo si lo comparo con EXO o Comandos de Guerra. Creo que la Guerra se merecía un juego más atractivo, con más ayudas para el DJ sobre cómo montar y dirigir una partida en la época y dejando más patente todo el jugo que se le puede sacar.
No dudo de que este juego puede funcionar bien en la mesa de juego y en las demostraciones en vivo en las jornadas, pero el libro sin más no anima a jugar. Y si no me anima a jugar a mí, que soy rolero y fan de la época, dudo mucho que lo haga con alguien profano o novato en el rol que se haya comprado el libro por curiosidad.
En fin, una oportunidad perdida que es una auténtica lástima, porque, si hacemos caso de lo que dice la editorial, las ventas demuestran que hay mucho interés por la época y el tema. Y conociendo el panorama español, dudo mucho que vuelva a haber otro juego de rol sobre la Guerra de Independencia. Nchts.
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