El otro día, mientras preparaba esta entrada para mi otro blog, me quedé pensando en aquellos pantallazos que hice cuando estaba en mis primeros Juegos Masivos Multijugador. Y después de mucho buscar entre mis discos duros, por fin los encontré.
Buff… qué de recuerdos…
Mi primer MMORPG fue el Everquest, allá por el 2000. Sí, sé que antes estaba el Ultima Online, pero yo todavía no había descubierto lo del comercio electrónico. El EQ lo compré en Alcampo, así, sin más.
Mi primer personaje fue el ranger Nassier, pero de él no tengo pantallazos. Sí tengo del segundo, mi Enchanter Xikithil. (Por cierto, no tengo ni idea de por qué figuran fechas tan recientes en estos dos enlaces… dejé de jugar al EQ a finales de 2001)

Imagen icónica de «EverMed»: después de cada batalla había que sentarse cinco o seis mintuos para recuperar maná. Nótense el cabezo poligonal y las texturas… ¡el último grito en 2000, oiga!
El Enchanter era la caña cuando estabas en un servidor PvE (Player versus Environment). Sus poderes consistían en hechizar MOBs (o bichos), hacerlos huír o reducir sus capacidades, con lo que el grupo podía combatir grupos de MOBs con tranquilidad y de uno en uno. Asimismo, tenía hechizos que mejoraban las características de los compañeros de grupo, como los archiconocidos «Breeze» o «Clarity«, que aumentaban la recuperación de Maná.
Sin embargo, yo creé a Xikithil en Rallos Zek, el único servidor PvP (Player versus Player) donde además de pasta te podían quitar objetos de la mochila cuando te mataban. Allí ser Enchanter era como ser sadomasoquista. Los de Verant hicieron que muchos de los poderes que eran la razón de ser de esta clase no funcionaran contra un oponente humano. Supongo que debía ser muy frustrante que te quitaran el control de tu personaje durante unos segundos… pero qué leches, más frustrante era jugar una clase que recibía por todas partes.

Uno de mis agresores, cazado. ¿La táctica? Hacer que me siguiera al agua y una vez allí, lanzar Root continuamente. Consiguió sobrevivir al ahogamiento, pero estaba tan débil que sólo hizo falta un hechizo de daño directo para rematarlo.
Así que la única salida del Enchanter con semejante panorama era ir siempre en grupo. Me uní al clan de los Knights of no Remorse e íbamos patrullando las zonas buscando PKs (Player Killers) o batallando contra clanes de PKs como los temidos Flowers of Happiness. Éstos, por cierto, tienen unas fotohistorias de PKing en su sitio, como la de Swamp Defense... lo mejor para hacerse a la idea de cómo era combatir contra gente en Rallos Zek, aunque está llena de palabros como SOW, etc que para los que nunca jugaron EQ son ininteligibles.
El caso es que al final llevé a Xikithil al nivel 33. Sí, debí ser un masoquista de cuidado, pero descubrí que tengo un límite. Y en mi caso la gota que colmó el vaso fue enfrentarme a un gnomo que iba hasta las cejas de objetos que daban resistencia a la magia. Los hechizos de otras Clases de personaje tienen varios orígenes, pero los del Enchanter son sólo de Magia, con lo que aquel gnomo resistía todo lo que le echaba encima. Fue entonces cuando decidí abandonarlo y dedicarme a servidores PvE
Pero así y todo tengo «batallitas del abuelo» de las que de vez en cuando me acuerdo…
– La subida de adrenalina que experimenté en mi primer combate, que por supuesto perdí.
– Aquella emboscada que le tendí a un troll, poniéndome encima de su cadáver y adoptando la forma de una moneda. No podía verme de ninguna manera, y cuando volvió a por sus cosas… no sabía por dónde le venían los golpes. Lo único es que los hechizos de daño directo de un Enchanter eran muy flojitos, así que escapó.
– La vez que hechicé a una serpiente para que atacara a un PK y cómo éste huyó a toda prisa para luego suicidarse y así evitar que le quitara un objeto.
– Toda la cantidad de tiempo que pasé en las puertas de Freeport disfrazado de moneda y atacando PKs. De nuevo, gracias a lo poco que pegaban mis hechizos, no cayó ninguno porque a la primera salían corriendo. Pero anda que no me reí dándoles caña mientras me buscaban sin éxito…

Las fallas de los viernes por la noche en West Freeport. Jugadores de otros servidores se hacían un personaje en Rallos y se metían los viernes por la noche para pegar a quien se cruzara. Ahh… qué tiempos…
Con el tiempo también me cansé de los servidores PvE, pero EQ me había abierto las puertas no sólo al mundo de los MMORPG. Al fin y al cabo, EQ estaba lleno de gente de otros países que hablaban en inglés, y con los cuales hablabas un montón entre meditación y meditación. Como os podéis imaginar, mi nivel de inglés subió espectacularmente y eso me permitió explorar páginas en ese idioma, expandiendo mi visión sobre las cosas. En cierto modo, gracias a EQ hoy tengo una visión mucho más amplia del mundo, por encima de lo que nos venden los medios de comunicación.
Aun así, el mundo de los MMORPG seguía atrayéndome, y más cuando conocí a más gente española que se internaba por estos mundos. Fue así como conocí a los Exploradores de Camelot y me uní a ellos cuando salió el Dark Age of Camelot. Pero eso es otra historia…
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