Hace unas semanas cumplí una de las tareas que me he autoimpuesto, dada mi condición de Padre y Friki: iniciar a mi Princesa en el mundo de Star Wars.
Los que me conocéis ya sabéis que no podía ser de otra manera el que empezáramos directamente con la primera película, por supuesto original y sin remasterizar. Aprovechamos el típico domingo lluvioso para realizar todo el ritual: hacer unas palomitas al estilo de toda la vida (maíz y aceite, nada de guarrerías precocinadas), embutirnos bien en la mantita, encender la tele y el DVD… y grabar la carita de mi Princesa durante su primera incursión en esa galaxia muy muy lejana que desde hace tanto tiempo han disfrutado sus padres.

Y para mí fue como verla de nuevo por primera vez, con nuevos ojos y nuevos oídos. Redescubres que el inicio es una verdadera obra maestra, capaz de atrapar a un niño de tres años no sólo con imágenes espectaculares, sino con unos diálogos sencillos que exponen eficazmente de qué va la trama: princesa capturada, planos robados, malo malísimo que los busca. También ayuda el que sean los robots los hilos conductores al principio. Su apariencia tan llamativa, con los pitidos de R2 y con esas personalidades tan características lograron que mi Princesa se preocupara realmente por ellos. De hecho, la escena en que el tío Owen compra a C3PO pero no a R2 resultó especialmente emotiva.
Leia también fue un éxito desde el principio, no sólo porque es ¡una princesa!, sino también porque es capaz de enfrentarse a Darth Vader sin mostrar miedo, e incluso vacilándole un poco.
Luke, en cambio, no consiguió ser tan interesante desde el principio. Todo lo contrario que Ben Kenobi, tal vez por su apariencia de viejo maestro o porque era al que buscaba R2, quién sabe 😀 El caso es que la escena del asentamiento arrasado con los esqueletos de tío Owen y tía Beru chamuscados (y bien centrados en primer plano) no consiguieron conmover a mi Princesa, pese a que Luke está visiblemente alterado.
Han Solo y Chewbacca tampoco caen muy simpáticos cuando se les ve por primera vez, aunque claro, es normal porque no destacan especialmente entre toda la fauna de la cantina y porque parece que van a ser personajes secundarios que llevan a los protagonistas a otro lado. La cosa cambia cuando liberan a la princesa, y fue celebrado especialmente el apelativo «felpudo con patas» que le dedica Leia a Chewbacca.

La persecución que sigue fue también especialmente intensa desde el punto de vista de mi Princesa, y sobre todo el final, cuando Obi-Wan deja que Darth Vader le mate. La gran pregunta fue: «Papá ¿a dónde ha ido Obi-Wan sin cara?» No sin ropa ni sin capa, no. Sin cara. Ahí queda eso.
Durante la batalla de naves espaciales y el asalto a la Estrella de la Muerte mi Princesa se dispersó un poco, y es normal, con tanta tecnojerga y primeros planos de gente diciendo cosas como «jefe oro», «rojo cinco» o «son demasiados». Visto un plano de un TIE a la cola de un Ala-X, vistos todos. Sí que hubo más preocupación cuando alcanzan a R2, e incluso algo de interés con la inesperada aparición del Halcón Milenario, pero vamos, nada que ver comparado con la expectación de ver cómo les ponían las medallas en el acto final… y esa preciosa fanfarria con la que comienzan los créditos finales.
¿El veredicto? Pues un rotundo éxito, porque nos pidió volverla a ver. Y no sólo eso, le hicieron los ojos chiribitas cuando le dijimos que había otras dos películas más. Películas que vimos en las semanas siguientes, pero que no tuvieron tanto éxito como la primera, la verdad. Ni Yoda, ni los Ewoks consiguieron de mi Princesa tanto interés como la primera… supongo que también porque el lenguaje es un poco más adulto y hay más batallas espaciales. En fin, un motivo para volver a verlas todas de nuevo cuando sea un poco más mayor. 😛
Sea como fuera, al menos ya sabe que su favorito es (inexplicablemente) Darth Vader, y de vez en cuando me la encuentro tarareando la banda sonora o la Marcha Imperial para orgullo paterno, sobre todo cuando lo hace al lado de otros compañeretes del cole. Por no hablar de que ahora interviene en las conversaciones cuando escucha algún término starwarsiano.
Así que, padres frikis que me leéis, os aconsejo vivamente que empecéis a ver Star Wars con vuestros hijos cuando tengan al menos tres o cuatro años. Haced caso a éstos:
Y si no lo hacéis, tened en cuenta que los niños de ahora, a partir de cinco años, están siendo contaminados con las Guerras Clon y la Nueva Trilogía. Así que es posible que un día tu hijo llegue del cole y te pregunte sin que te lo esperes: «Papá, ¿quién es Anakin?»… y entonces ya será demasiado tarde para explicarle que todo eso pertenece a un universo paralelo, fruto de la avaricia y la megalomanía, que de Star Wars sólo tiene el nombre.
Estáis a tiempo. Hacedlo. Ya habrá tiempo de que se hagan mayores y descubran por sí mismos la traición de Lucas. Hasta entonces, mantened la ilusión tanto como sea posible. Que no les pase como a nosotros…
Deja una respuesta