Debe ser la primavera o algo, como le comentaba al maestre Jon Nieve en los comentarios de su blog, porque no sé cómo explicar esta última temporada de pereza bloguera. El caso es que no ando falto de proyectos, cosillas que hacer y movidas… pero no me motivan lo suficiente como para dedicarles una entrada entera por aquí. Porque para ponerme a enlazar noticias y demás, bueno, ya hay muchos otros blogs ahí fuera que lo hacen mejor que yo 😛
Tal vez uno de los motivos de mi vagancia sean Facebook y Twitter. A través de ellos estoy últimamente haciendo reflexiones cortas, enlazando vídeos o haciendo comentarios en los respectivos muros de la peña a la que sigo. Y como son cosas muy cortas o muy simples se me hace cuesta arriba dedicarles toda una entrada. No sé, hasta ahora tenía la sensación de que el blog está para hacer entradas largas, cosas que justifiquen el esfuerzo de meterse a leer una actualización. Y de un tiempo a esta parte me estoy dando cuenta de que no tiene por qué ser así. Por un lado, porque lo que publico en Facebook o Twitter al final tiene un alcance muy limitado, y, por otro, porque no hay más que ver qué tipo de entradas hace frecuentemente Jeff Rients para recordar que se puede hacer de todo con un blog. A veces se monta unas entradas tochas de narices, muy imaginativas y con mucha enjundia desde el punto de vista práctico, pero otras veces son un par de vídeos, un aviso de que tal cosa mola y poco más. Una aproximación muy válida, en mi opinión. A ver si me pongo las pilas a partir de ahora.
En fin, mientras voy destornillando la tapa de las alcalinas, os voy explicando a qué he estado dedicando mi tiempo libre últimamente.
Rol activo
Por causas laborales se me acabó el chollete de todos los miércoles de la partida de rol con Bukran, Gonzix y Luktar Itsu, el grupo de Carlos de la Cruz, lo que ha dejado en suspenso la campaña de Aventuras en la Marca del Este que estaba dirigiendo. Así que a falta de rol de mesa «del güeno, güeno» me he apuntado a dos partidas de Pathfinder en la Comunidad Umbría.
La primera de ellas la dirige Velasco y se trata de la primera aventura del Rise of the Runelords, en la que estoy embarcado con gente tan ilustre como Lato, Lank, Bester y Ragna. Llevamos un mes y medio y hemos estado visitando cada uno por su lado Sandpoint, durante dos semanas, y ya hemos tenido dos escenas de combate, que por diversos motivos (mala suerte en los dados virtuales, mayormente) nos han llevado otras dos semanas cada uno. Eso sí, han sido unas peleas muy emocionantes, al menos para mí… y para mi personaje, que casi no lo cuenta. Y he aprendido dos cosas desde el lado del jugador:
- Que existen razones más que suficientes para llevar siempre arma y armadura puestas, aun estando en la más segura de las ciudades. No es munchkinismo, es mera supervivencia. Así que está plenamente justificado cualquier soborno a la autoridad, desacato o rompimiento descarado de cualquier norma al respecto.
- Y Si intentas emular a Bud Spencer en Pathfinder, o te haces un monje, o cógete al menos la dote Improved Unarmed Strike para que no te lluevan los ataques de oportunidad.

La segunda es una aventura de la Pathfinder Society, la segunda del personaje con el que participé en el último evento de la Sociedad de Exploradores. En esta ocasión no conozco más que a tres de mis compañeros, Lato, Velasco y Juan Lucha, y acabamos de comenzar la aventura, por lo que no puedo comentar mucho más sobre ella.
Rol contemplativo
Llevo ya un par de semanas pendiente de hacer una reseña sobre el ¡Gañanes! de Ludotecnia, pero quiero sacarla con una pequeña aventurilla que me inspiró la lectura del libro. Y es que tengo que reconocer la maestría de J.F. Garzón: no tenía ni idea de que había tantos tópicos comunes a toda la geografía española, porque los que señala se adaptan como un guante a mi «experiencia pueblerina» andaluza…
También he terminado la lectura de Microscopia, del mismísmo Scribble. Lo ameno de la escritura y las ilustraciones tan adecuadas me lo hicieron muy fácil de leer, aunque soy otro de los que opina que el sistema es innecesariamente complicado. Y aunque eché en falta algún esbozo de aventura o similar, el mero hecho de leerlo ya te da un montón de ideas. Un ejemplo es esta adaptación de la película Depredador hecha por Tigre Blanco.
Videojuegos
Las últimas ofertas de Steam me están llamando poderosamente al Lado Oscuro. Últimamente han caído un pack de Crysis y el Dead Space por menos de cinco euros cada uno, y eso, junto con el Total War: Shogun 2 que me ha regalado mi cuñao, significa que voy a tener que seguir perdiendo el tiempo con este entretenimiento. Pobrecito de mí 😀
Pero en estas últimas semanas han habido varios días seguidos que no he podido despegarme de la pantalla del ordenador, y éstos son los principales responsables:
Gran Theft Auto IV: las aventuras de Niko Bellic en la gran ciudad me tienen bastante absorbido. Puede que las misiones no sean más que variaciones de lo de siempre, pero es la historia que se explica en las cinemáticas y los excelentes personajes secundarios lo que mantiene mi interés. Por no hablar del ejercicio de liberación mental que es pisar a fondo durante un atasco y destrozar un coche de lujo, o formar un caos en el corazón de la gran manzana a base de ametralladoras y granadas… todo ello sin más consecuencias que tener que volver a cargar la partida. Sin embargo, echo de menos las misiones delirantes y el personaje carismático que era Tommy Vercetti… y, por qué no, la estética del Vice City. Aun así, ahí sigo, en Liberty City.

Mount & Blade: Warband: no sé si será que soy un inútil total o que el juego se ha vuelto mucho más difícil en comparación con su antecesor, pero aún no he conseguido conquistar un triste castillo. Y empiezo a estar un poco harto del ciclo «recluta peña-entrénalos en combates contra bandidos hasta subirles a tope de nivel – lánzate contra un castillo – pierde todas las tropas y vuelve a empezar». Pero aun así… hay algo que me hace volver a intentarlo una y otra vez. De hecho, mi personaje ya tiene un nivel tal que es capaz de enfrentarse él solito a ejércitos de más de cien bandidos con la vieja táctica de ir a caballo con la mejor armadura posible y disparar con arco a los que le persiguen. Pero eso no funciona en los asedios, sin caballo y sin más remedio que subir escaleras bajo el fuego enemigo y con un recibimiento final a base de golpes por todas partes.
En fin, supongo que habrá que recurrir a otras tácticas que sean menos de lobo solitario… pero en fin.
Napoleon: Total War: The Peninsular Campaign. Aunque sea una época que me guste bastante menos en comparación al Medieval 2 o el Rome, no podía dejar de lado un juego que te permite reconquistar la Península Ibérica de los gabachos durante la guerra de Independencia. Y aunque me siguen sin gustar el aspecto sombrío de los escenarios y las tácticas de grupos de fusileros, sí que da cierto gustirrinín eso de emboscar una pequeña columna de húsares y atraparla entre dos unidades escondidas con un fuego cruzado. O utilizar las calles de una ciudad para estropear un ordenado ataque francés y desbaratarlo al más puro estilo de Agustina de Aragón.

Televisión
A lo tonto mi Reina y yo nos hemos enganchado a la primera temporada de Stargate. Aunque los últimos episodios que hemos visto han sido bastante plomizos, algunos compañeros de Facebook me han asegurado que la cosa mejora al final de esta temporada, así que habrá que resistir un poco más. De momento me ha servido para recordar unas entradas de Abulia Savant sobre una campaña rolera con el SG-4 (entre los que destaca el titulado «Anatomy of a Time Loop», con indicaciones muy útiles para dirigir partidas a lo Día de la Marmota) y para averiguar que, además del que finalmente salió, hubo un proyecto de West End Games escrito por el mismísmo John Tynes, que finalmente se malogró. Pero aún se pueden descargar las reglas básicas, que utilizan D6, desde aquí.
Y en eso he estado enganchado estas últimas semanas. A ver qué puedo ofreceros por aquí durante las próximas, jejeje.







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