Bueno, por fin llegó la hora de presentaros mi libro….
Nah, estoy de coña, ya me hubiera gustado a mí :-D. Pero sí que voy a hablaros de este libro con un título tan parecido al de este blog. Porque, como es natural, algo así tenía que caer en mis manos 😉
«Geek Dad» es un libro de Ken Denmead, principal colaborador del blog del mismo nombre que, junto con ¡más de veinte! colaboradores de la revista Wired, lleva cuatro años haciendo reseñas sobre chismes, juguetes, películas y demás, y también inventando proyectos y juegos para que los padres frikis compartamos tiempo y aficiones con nuestros hijos. En 2010 reunieron los proyectos más interesantes y los publicaron en forma de libro, y debe haber sido un éxito, porque en Estados Unidos ya están punto de publicar la segunda entrega: The Geek Dad’s guide to Weekend Fun.
En España Aguilar acaba de sacar el primer libro, que aquí han traducido como «Soy un padre friki«. Y francamente, si no llega a ser por esta reseña de Enrolados pues no me habría enterado. Anda que no estoy desactualizado ni nada…
Pero veamos lo que hay entre sus tapas. Tras una breve historia de cómo se gestó el libro y una definición del friki, que incluye un diagrama de Venn parecido al que os pongo más abajo, nos encontramos con unos 30 proyectos para hacer mano a mano con tus hijos y/o para jugar con ellos. Los hay desde muy sencillos, como hacer un abecedario de superhéroes, hasta bastante complicados, como construir tu propio sistema de cine al aire libre. En cuanto a interés, pues también hay de todo. Los hay desde poco interesantes, casi chorradas, a cosas realmente chulas, pero esto supongo que va en gustos. Eso sí, la mayoría son cuanto menos curiosones.

Este diagrama, sacado de www.greatwhitesnark, no es exactamente el mismo diagrama, pero casi. En el libro ponen al Geek en el centro y ubican al Nerd donde el Geek. Las traducciones que han utilizado son Geek=Friki, Nerd=Empollón, Dork=Listillo, Dweeb = Imbécil.
También hay que reconocer que los proyectos tocan un montón de palos diferentes, con lo que tienes variedad para elegir. Un día puedes estar sembrando tu propio minijardín hidropónico, otro creando un repetidor de señal wifi para tu casa y al día siguiente haciendo una bolsa de dados de ganchillo. Hay veces que se echan en falta más croquis e ilustraciones, como en este caso del ganchillo, aunque parece que la intención es que amplíes la información que te interesa en internet, ya que te facilitan al final del libro una serie de recursos, enlaces y demás sobre cada proyecto.
Lo que parece que más le mola al autor son las luces LED. Bueno, y las piezas de Lego. En el libro se describen seis proyectos que utilizan LEDs, dos que utilizan Legos y dos que utilizan las dos cosas a la vez, con eso lo digo todo. Pero desde luego debe ser realmente flipante hacer volar de noche una cometa con unas cuantas de esas luces pegadas en los travesaños.
Si nos centramos en nuestro campo favorito, el rol, resulta que tenemos dos proyectos que lo tratan específicamente. Uno es para hacer mapas roleros envejecidos, que salvando la idea de introducir un segundo mapa en el interior no añade mucho más a lo que ya sabéis, y el otro es el que más me ha llamado la atención de todo el libro: «Educa con juegos de rol»
Los que hayáis visto el programa de Supernanny sabréis que una de las técnicas que más utiliza es colgar una cartulina de una pared e ir pegando pegatinas cada vez que el niño va haciendo las tareas que se le encomiendan. Cuando llega a un número de pegatinas, obtiene una recompensa: tiempo para jugar a la consola o de tele, una tarde de cine, etc.
Pues bien, en «Educa con juegos de rol» no hay pegatinas, sino puntos de experiencia con los que comprar las recompensas. Y la experiencia no se gana automáticamente cuando se hace una tarea, sino que hay que tirar un d20 cada vez. Si se supera una dificultad de 11 se consiguen todos los puntos de experiencia que otorga la tarea. Si se saca más, se consiguen más… pero si se saca menos de 11 también se consiguen menos de lo normal. Por supuesto esta dificultad no es fija, es potestad del padre hacerla más sencilla o más difícil, lo que deja la puerta abierta a vuestros instintos de Máster Mamá o Máster Cabrón 😛
Pero la cosa no es tan arbitraria como parece, qué va. Como en un auténtico juego de rol, el chaval se hará una hoja de personaje con sus características, habilidades, raza y profesión. Cada una de estas cosas otorga bonus a la tirada de las tareas relacionadas, mejorando las posibilidades de superarla. Por ejemplo, si el personaje tiene un +2 a la Fuerza, pues podrá aplicar ese +2 a las tiradas que haga tras fregar los platos, recoger su cuarto y otras tareas similares. Y por supuesto existen las subidas de nivel, que dan más puntos para que el niño munchkinee los bonificadores que más le interesen.

Todo esto viene mejor explicado y muy detallado con listados de tareas, de modificadores y tal en las 16 páginas que el libro le dedica a este tema. Y si tenemos en cuenta que la media de cada proyecto suele estar en torno a 5, pues es cuanto menos… indicativo ¿no? 😛
En fin, a ver si consigo implantar un sistema parecido para cuando mi Princesa alcance la edad suficiente. Hasta entonces voy a ver si me pongo manos a la obra con lo de la cometa nocturna que ya os he comentado antes o, ahora que empieza a hacer bueno, lo de colgar una cámara de fotos de unos globos de helio (aunque amarrados) para tomar fotos del parque desde arriba… eso sí que tiene que molar.
Así que ya sabéis, ahora que se acerca la Feria del Libro ya tenéis algo interesante que comprar con los descuentos de esta época.
P.D.: Muchísimas gracias a la editorial Aguilar por ponerse en contacto conmigo y facilitarme un ejemplar para esta reseña.







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