20 años de Aquelarre

13

Llego un poco tarde a esta celebración que han empezado Antonio Polo, Carlos de la CruzKano o  (aunque, curiosamente, el goblin ¡nunca lo ha jugado! :-O) pero bueno, dicen que más vale tarde que nunca 😛

Hablar de Aquelarre es remontarme a cuando tenía 16 años y me hice con la primera edición, la de las tapas azules que ya ha aparecido por este blog. Pero no os voy a engañar: no me lo compré en cuanto salió, es más, lo veía con bastante recelo, muy limitado frente a Runequest o D&D. Al fin y al cabo, la Historia de España es la que es. ¿Qué sentido tenía jugar con unos personajes que no iban a poder pasar a la posteridad, crear nuevos reinos o encontrar y explorar nuevos territorios? Ay, la juventud, es lo que tiene 😛

Pero finalmente alguien de la desaparecida tienda Baluarte (que cerró Rafa para abrir Atlántica Juegos) me convenció y me hice con el manual. Y fue toda una sacudida la que recibí en apenas 100 páginas, 20 de ellas de ¡aventuras!. Parece mentira, ahora que parece que cualquier juego tiene que tener al menos 500 páginas, que pocos hayan conseguido impresionarme ni la cuarta parte de lo que lo hizo este Aquelarre.

El bestiario estaba lleno de criaturas que no eran únicamente para matar, sino para hacer campañas enteras alrededor de cada una… todavía me acuerdo de la impresión que me causó el Iditxa, por ejemplo. Pero lo mejor de todo el libro era el excelente grimorio de magia, con todas esas instrucciones y componentes tan mundanos y con hechizos que se alejaban de lo pirotécnico y se adentraban en el terreno de la lujuria, de los deseos no satisfechos y la venganza sutil. Para mí es la sección más completa de todos los tiempos en el rol, porque no he encontrado ninguna otra que aúne mecánica, ambientación y la idiosincrasia de los personajes y PNJs de la época de una forma tan eficaz y entretenida.

¿Por qué tenemos ese terror irracional al cayado de un pastor? Aquelarre te lo explica: Aceleración + Arma Invencible

Al terminar de leerlo resulta tremendamente sencillo ponerse en situación, sobre todo porque los españoles damos una patada y salen por todas partes castillos y trozos de Historia. Y si existe la posibilidad de que todas las criaturas de leyenda sean reales ¿cómo no comprender los miedos y supersticiones de nuestra Edad Media? Por si fuera poco, aquel Aquelarre anticipó en varias décadas esa fantasía medieval en la que estamos ahora con figuras con George R.R. Martin o Sapkowski: un medievo menos Dragonlance y más duro, con abundancia de claroscuros. Vamos, en todos los sentidos este juego fue un adelantado a su época y a su medio.

Recuerdo que jugué varias partidas al módulo de la posada, ése que acaban atacando las mandrágoras. Lo utilicé como iniciación para algunos amigos y amigas de aquella época, y recuerdo haberme reído de los reparos de las chicas cuando veían al demonio en la portada del manual. Sí, de nuevo la juventud 😛

De aquella época no me hice con ningún otro manual, porque consideraba que con todas las aventuras y ampliaciones de reglas que iban saliendo en la Líder tenía más que suficiente. Y aún hoy el único suplemento por el que tendría algún interés sería el de Rincón, que por supuesto es inencontrable hoy día…

En fin. Cuando llegó la segunda edición, la de las tapas negras y el CD, no me lo pensé y también me lo pillé, aunque para mí perdió mucho de su encanto cuando se centró tanto en la guerra cielo-infierno, dejando a un lado el resto de leyendas ibéricas. Y cuando me compré los excelentes suplementos de Medina Gharnata y Al Ándalus, que eran imprescindibles por mi ascendencia granadina, mi señora Reina picó con el Fogar de Breogán y, ya puestos, se pilló el (horripilante) manual a color, para saber de qué iba aquello que tanto le gustaba a su novio de entonces.

Y ése es el motivo, hijos míos, de que tengáis en vuestra herencia cuatro básicos de Aquelarre.

Así que, como veis, este juego siempre ha ocupado un lugar importante en mi vida rolera. Cómo no me iba a meter en el mecenazgo de su tercera edición. Y como para confirmar este vínculo impío, el primer módulo que nos pasaron resultó estar ambientado en Salobreña, donde veraneo desde que tengo uso de razón…

¡En fin, larga vida a Aquelarre!

Artículo anteriorHazte oír
Artículo siguienteEl combate en la nueva «Vieja escuela»

13 COMENTARIOS

  1. Ostias Salobreña, ¡qué fuerte! Yo es que siempre he tenido problemas con las cosas patrias, me refiero a la música y el rol. Con la música está claro el porqué, pero con el rol nunca he encontrado de mi agrado o interés interpretar algo tan conocido o tan de nuestro entorno. Prefiero imaginar cosas más lejanas aunque sea sólo geográficamente.

    • Ya te digo… como te apunta más abajo Antonio, nada que ver la Salobreña de la Edad Media con la de ahora, con la Vega y el Peñón al ladito de la playa, jejeje.

      Comprendo tus reparos, pero no los comparto. Si bien es cierto que según qué géneros me quedan demasiado extraños en España, el medievo creo que le queda como anillo al dedo. Y si siempre había pensado en cómo sería la vida en el Almuñécar medieval, ¿cómo no aprovechar el Aquelarre para hacer eso mismo?

      Un abrazo, camarada!

      • Está claro Erek, que como gustos colores. Pero ya te digo, a mí el vínculo con lo hispano es un negativo importante a la tirada de meterme en partida. Ojalá no fuera así.

  2. Un amigo mio se compró la 1ª edición de Aquelarre nada más salir… Jugamos una partida en la que había un pueblo de lobisomes (como si no, siendo gallegos xD), aunque no te creas que nos llegó «al alma» en su momento (Hablo de mis 16 años o así) tambien preferíamos el RQ o el AD&D antes que las movidas patrias. Bueno, que algunas movidas, porque al Fuerza Delta (uno de miraguano ediciones) jugamos un huevo… El caso fué que con el tiempo (hace unos 10 años o así) descubrí (o re-descubrí) en Aquelarre uno de los juegos de mi vida, jugando en lo que sería una especie de Villa y Corte fantástica, mezcla del capitán Alatriste, piratas del Caribe y la Llamada de Cthulhu o hellboy… La verdad, un juegazo.
    Por cierto, no tengo hijos, pero cuando los tenga tambien les quedan todos los manuales de aquelarre…si no me los llevo para la «blanca orilla» XD
    un grandísimo post. Como siempre.
    Un saúdo.

    • Ah, los lobisomes… qué grande era la aventura en solitario que venía en el manual 😛 Yo no visité la auténtica Galicia hasta mucho después, pero cuando fui os envidié un montón. Ahora es más bien difícil imaginar cómo sería atravesar los montes de Granada, pero es tremendamente sencillo hacer ese mismo ejercicio en Galicia, lleno de cruceiros y bosques por todas partes 😛

      También suscribo tu apreciación: creo que es un juego que se disfruta mucho más cuando eres más mayor que a los 12 que se recomiendan en la contraportada.

      ¡Un saludete y muchas gracias, Nacho!

  3. Aquelarre…lo he jugado poco, cuando yo empecé Vampiro partía la pana junto a la 3º edición; venderlas a mis jugadores que iba a aparcar un tiempo a los héroes tochos para que jugasen con gente «real» fue muy complicado en su día. Aunque la cosa salió bien fue un juego que dejábamos para jugar muy de vez en cuando.
    Pese a todo le tengo cariño.

    A mis juegos de rol patrios me gustan; hasta hace unos años encontrabas conceptos de juego que no llegaban de fuera (Mutantes en la Sombra; Aquelarre) y que sorprendían; sin olvidarnos de que al no existir traducciones de por medio no sufrían tanto los ojos (Salvo con el Aquelarre de Crom).
    Y ahora también intentamos emular lo de fuera de modo que trasladarlos a la ficción es más fácil.

    • ¡Hola, compañero! lo de Mutantes en la Sombra también es un caso de juego de rol visionario. ¿Cuántos no nos hemos preguntado si la serie de Héroes era en realidad una versión del MelS? 😛

      Y por cierto, yo no me pillé nunca el Jentilen Lurra. ¿Qué te pareció?

      • Si, yo me lo pregunté; un día te contaré la campaña que dirigí.
        ¿El Jentilen Lurra? me gustó mucho, aunque lo completé con varios libros sobre cuentos y mitología vasca. Para los que estén interesados en el mundo mágico y mundano de mi tierra en aquellos tiempos , y aún perdura en muchos sitios, es un buen libro para empezar.

  4. Tarde, pero se te perdona, maese Erekibeon… ¿Y todavía andas con el Rincón…;)…?

    Y por cierto, Bulldozzzer, el nombre islámico de Salobreña es «Salumbinya», estaba rodeada de plantaciones de caña de azúcar (la única zona de Europa medieval preparada para su plantación), su castillo estaba justo al borde del mar (la erosión provocada por la desforestación de la edad moderna ha alejado el mar a varios kilómetros, como se puede ver actualmente) y servía como cárcel de la monarquía nazarí de Granada… ¿A qué hora suena todo un poco más emocionante? Y además, todo rigurosamente histórico… 😉

    • No te digo que no Antonio, pero me cuesta demasiado conciliar cosas tan cercanas y conocidas con la imaginación propiamente dicha. Yo me sumo en el rol para imaginar cosas que desconozco, sean fantasiosas o no, y pensar en la península, lugares conocidos, sustantivos tan nuestros, etc, me crea demasiadas interferencias. Es como que me lo creo menos.

      La sede de mis personajes para Mutantes G2 siempre estuvo por ahí en algún lugar de europa que no recuerdo, y para Ragnarok Inglaterra.

    • Pues sí, maestro… lo del Rincón, pese a que no está muy bien considerado por ahí, siempre me ha intrigado por esa estructura de sandbox que se le presupone. Tiene que ser curioso cuanto menos…

      ¡Un saludete y que disfrutéis de la caja de la Marca! jejjeje.

  5. Pero cachondo, ¿cómo que no lo he jugado? Si en la entrada he puesto «[…] probablemente fue el primer juego de rol en el que participé como jugador» XD.

    Yo casi siempre hago de máster y al Aquelarre fue de las primeras veces que hice de jugador. Y me lo pasé muy bien. Y luego he arbitrado partidas a los amigos, porque es un gran juego para iniciar a la peña.

    Ya lo he dicho antes, pero lo repito: Aquelarre me ha hecho apasionarme por la historia de España y por sus mitos y leyendas. Como ponían en un reportaje de la Líder: «¿Enseñar historia jugando a rol? ¿Ricard, tú que has fumado?».

    Pues no sé lo que habría fumado, pero conmigo lo consiguió XD

    • Ops, pues esa parte no la vi, jejeje, corrijo la entrada y mis más sinceras disculpas, maestre De la Cruz.

      Y suscribo lo de que consiguió enseñarme Historia, además de que la viera con ojos menos aburridos y más curiosos.

      ¡Un saludete y feliz cumpleaños, maestre!

Responder a Carlos de la Cruz Cancelar respuesta

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.